jueves, 11 de noviembre de 2021

Aniversario de Dostoievski.

 Cuando era adolescente empecé a escribir, pero todos los intentos fueron proyectos estériles. Con veintipocos años sí que acababa lo que empezaba e inicié una etapa de literatura hedonista con el objetivo de evadirme de mis pesares personales. Buscar el placer por el placer para olvidar el dolor fue algo que funcionó a corto plazo, pero a largo se pudrió en un proceso autodestructivo.

Por ese mismo período empecé a leer a Dostoievski, no recuerdo cuál fue el primer libro, pero algo me atrajo de él porque fui comprando más hasta que en el 2008 sufrí otra desgracia de las que no te esperas y de aquí mi temática en mi novela Las curvas no señalizadas.

En fin, en 2008 Dostoievski me atrapó, sobre todo Crimen y Castigo y El idiota. Al año siguiente leí Los hermanos Karamazov y fue cuando cambié totalmente mi temática. Se acabó el ignorar el sufrimiento, hay dolores que te acompañan toda la vida o durante mucho tiempo y uno no puedo ignorarlos, hacer creer a uno mismo que no está sufriendo por algo. Mis cuentos hablaban de sucesos no tan superficiales y se centraron en los aspectos que no queremos ver o simplemente ignoramos. 

En un principio los personajes que más me cautivaron fueron Raskólnikov, el príncipe Myshkin, Nastasia Filíppovna y casi todos los que protagonizan su última novela, sobre todo Aliosha. Más tarde Stavroguin y otros personajes de Los demonios también me llamaron mucho la atención. No sé si existen muchos autores como él, también hay que contar con su adorado Shakespeare, que hayan construido almas tan contradictorias, bondadosas, malignas, nihilistas, conscientes de su maldad y a pesar de su arrepentimiento siguen con su vida y otros, como Raskólnikov, sufren un viaje interior infernal para reconocer su error y entregarse a las autoridades por su crimen, aunque sabe que eso provocará un disgusto terrible a su madre.

Podría estar escribiendo páginas y páginas sobre las novelas del hombre que cambió mi estilo literario y mi interpretación de mí mismo, pero hoy ya se han publicado muchos artículos. Leer a Dostoievski es enfrentarse a uno mismo, a luchar contra nuestros demonios y ser conscientes de que podemos elegir el bien porque en sus novelas siempre hay un rayo de esperanza, aunque se necesita de una lectura tranquila para verlo.

Solo puedo decir en tu aniversario gracias por tu trabajo literario y humano.