Un periodista objetivo.
Raúl era un periodista deportivo de la ciudad de Barcelona, era un
parroquiano del Barça, era tan culé que tenía siete camisetas del equipo
azulgrana, una prenda por día, con los nombres de sus siete jugadores
predilectos: Víctor Valdés (no era la camiseta del portero, sino la del resto
de posiciones), Gerard Piqué, Carles Puyol, Sergio Busquets, Xavier Hernández,
Andrés Iniesta y, por supuesto, Leonel Messi. Siempre seguía este orden
sacramental: los lunes se vestía con la camiseta de Valdés, los martes con la
de Piqué y así sucesivamente. Trabajaba para un periódico deportivo de la
ciudad condal, Raúl también coloraba en unos programas de radio pública y
privada catalanas y en los canales de televisiones catalanas (era el único momento
del día que se engalanaba con una camisa), en dichos medios de comunicación
podía expresar sus opiniones:
“El Barça ha sido víctima de injusticias a lo largo de su historia, véase
el robo de Di Stefano, el argentino fue fichado por el Barça pero acabó en el
Real Madrid porque los franquistas de la época no querían ver jugar juntos en
el mismo equipo a Kubala y Di Stefano… hubiera sido el mejor equipo de Europa
con diferencia aunque por desgracia nuestra no pudo ser”.
Raúl padecía una característica típica de los azulgranas: victimismo.
Todas las derrotas del Barça estaban argumentadas por injusticias históricas y
políticas, el culpable era el Real Madrid y el general Franco impidió el
crecimiento deportivo del Barça y fue el causante de los grandes logros de los
blancos, no obstante, había un argumento de Raúl que era cierto, lo escribió en
el periódico en el cual trabajaba:
“En los años del franquismo no había libertad de expresión y los
sentimientos catalanistas eran duramente reprimidos. Sólo había un lugar donde
la gente gritaba a pleno pulmón sus sentimientos nacionalistas o
independentistas, el Camp Nou. Así el Barça se convirtió en algo más que un
club, fue un icono de Cataluña y todos los culés tenemos que estar muy
orgullosos de la catalanidad del Fútbol Club Barcelona”.
Sin embargo, la arenga azulgrana del siglo XX cambió para bien en el
siglo XXI. A partir del año 2006 el Barça se convirtió en el Cardenal del Santo
Fútbol Europeo y del Mundo. Dos entrenadores tenían la culpa: Frank Rijkaard y
Josep Guardiola. Y varios jugadores formados en la escolástica de la propia
parroquia que representaban el orgullo para Raúl y sus compatriotas. El
Barcelona triunfaba con jugadores formados en su escuela y el Real Madrid
perdía y jugaba bastante peor que su eterno rival.
El año 2010 fue una llaga para España y el resto del mundo a causa de la
crisis económica más importante desde el crack de 1929, no obstante, Raúl no
estaba preocupado por tales anécdotas. Estaba más pendiente de los artículos de
la prensa madrileña, nuestro protagonista escribió su opinión respecto a sus
enemigos:
“La meseta central no puede soportar el buen juego del Barça, el Real
Madrid gasta y gasta dinero en jugadores, mientras tanto, el Barça lo gana todo
con jugadores de la cantera. Por esta razón critican sin argumentos lógicos a
cualquier respiro culé, o peor todavía, se inventan noticias como que los
árbitros ayudan al actual líder de la liga española, crean puro
sensacionalismo. Quizás tendrían que tener jugadores que creen en la causa, no
a mercenarios fiesteros que nada más piensan en ir al lecho acompañados de una
hermosa muchacha”.
A primera vista se entiende que
Raúl no era un periodista sensacionalista, el diez de abril de 2010 se combatió
el partido entre el Real Madrid y Barcelona en el Santiago Bernabéu. El equipo azulgrana
ganó cero a dos, fue el merecido vencedor. Al día siguiente Raúl cualificó
objetivamente un diez como nota a todos los jugadores en el puntaje de la
sección “ficha técnica” de su diario. El mismo día del partido hubo un
accidente de avión en la ciudad rusa Smolensk en el cual viajaba la delegación
polaca de noventa y seis personalidades del más alto nivel: el presidente
polaco Lech Kaczynski y su esposa Maria, varios ministros y diputados, la
cúpula militar de las fuerzas armadas, el jefe del banco central y otros
personajes importantes de Polonia. Fallecieron todos, fue la noticia del día,
Raúl no supo de la tragedia hasta el lunes, cuando le llamó su ex-mujer.
- Raúl, tú como siempre en tu mundo, hay vida después del fútbol.
- No me comas la cabeza, he estado trabajando todo el fin de semana, es
normal que no me haya enterado.
- ¿Normal? Ha salido por todos los medios de comunicación.
- En mi periódico, no.
- El tuyo habla únicamente del Barça.
- El Barça no me ha hecho daño como tú.
- No mezcles lo personal con tu Barça, preferías ver un partido antes que
tocarme.
- Al final has salido ganando, te doy mucho dinero.
- Raúl, es para tu hijo, el cual casi nunca ves.
- Únicamente puedo ver al niño el fin de semana que es cuando trabajo, tú
tampoco eres muy flexible con la custodia.
- Porque eres un irresponsable.
- Si fuese un irresponsable estaría sin trabajo.
- Tu trabajo lo haría hasta un mono.
- ¡No te pases!
- Es cierto, Raúl, con respetar el juego de tu Mesías tienes un puesto
asegurado en la prensa deportiva.
- Perdona, no recordaba que tu trabajo es mucho mejor que el mío,
funcionaria, tenéis fama de trabajadores.
- Al menos tengo tiempo para mi hijo ¿no puedes verlo este fin de semana?
Piensa que está en una edad complicada, es un adolescente y necesita a su
padre.
- Está bien, está bien. El Barça juega el sábado en Cornellà, en el campo
del Español, es el derbi metropolitano. Puede estar con él todo el domingo ¿hay
trato? –Hubo un silencio de diez segundos que se hicieron eternos para Raúl,
estaba nervioso.
- Hay trato.
Raúl buscó a su hijo Miguel el domingo por la mañana. El padre parecía
bastante enfadado. Miguel no se atrevió a hablarle hasta que llegaron al piso
del padre.
-
Papá.
-
¿Sí?
-
No has hablado nada en todo el camino.
-
Tú tampoco.
-
Porque te veía muy cabreado, tienes los ojos rojos ¿es
por mí? –Raúl miró a su hijo, parecía que estaba a punto de llorar.
-
Perdona, hijo, no era mi intención, por supuesto que no
es por ti, estoy muy contento de que estés conmigo.
-
¿Por qué entonces?
-
¡Es por esos pericos de mierda! –Raúl alzó la voz
recordando su enojo.
-
¿Cómo?
-
¿No lo sabes?
-
No sé de qué hablas, papá.
-
El Barça empató a cero en el campo del Español. Son
anticulés, el Real Madrid ganó en Cornellà cero a tres, mientras tanto, nosotros
sufrimos porque esos pericos que únicamente juegan bien contra el Barça, no
tienen cojones para nada más ¡para nada más! Nos odian porque somos el primer
equipo de la ciudad, porque somos el icono de Cataluña… dicen que somos prepotentes
aunque siempre hemos sido humildes e independientes, vamos los mejores pero
humildes, no como ellos que son el Real Madrid B ¡qué asco me dan!
-
Papá, ya está, es fútbol.
-
Es mi trabajo.
-
Está muy bien que te tomes en serio tu trabajo, pero no
crees que exageras un poco.
-
Miguel, tú eres un niño y nada sabes de la vida. Creo
que tu madre te ha comido la cabeza para que estés en contra mía.
-
No papá, a ella le gustaría que nos viésemos más, pero
tú estás muy ocupado con tu trabajo, quieres más al Barça que a tu hijo ¡no ves
que tu credo te ha separado de tu familia!
Miguel se fue llorando a su habitación y cerró la puerta. Raúl se quedó
anonadado, no era ducho exteriorizando sentimientos humanos. Reflexionó para
entender la situación: “¿cuánto hace que no veo a mi hijo? Creo que dos meses.
Dos meses, sí, Guardiola, soy un monstruo, no hay duda, no me aburre para nada
mi trabajo, sino estoy en la redacción, es para estar en la televisión o en la
radio… a veces pienso que me gustaría estar con Miguel, pero no puedo abandonar
mis obligaciones, él no lo puede entender, es un niño, aunque tampoco sería
justo que lo entendiera, es mi hijo, tengo que educarlo, hacerle un hombre… un
momento, se me ha ocurrido una idea ¡soy imbécil! Tendría que haber pensado en algo
así hace mucho tiempo. Le enseñaré mi trabajo, el fútbol, el Barça, culerizaré
a mi hijo”. Raúl fue a la habitación en la cual estaba Miguel, éste estaba
mirando unas fotografías.
-
¿Éste es Johan Cruyff? –Miguel preguntó sorprendido a
su padre.
-
Sí, hijo –respondió con orgullo.
-
¿Sois amigos?
-
Sí, soy uno de sus hagiógrafos, uno de sus máximos
defensores en el año noventa y seis, cuando Nuñez echó a Cruyff del Barça. Si
quieres te lo presento.
-
Sabes que a mí no me gusta mucho el fútbol, no lo
entiendo.
-
Miguel, no puedo dejar mi trabajo por desgracia, no
gano lo suficiente pero tú puedes ver mi trabajo, es una manera de que nos
veamos.
-
Es un poco egoísta.
-
¿Por qué?
-
Tú realmente no me conoces. No sabes lo que me gusta,
la verdad es que soy un quinceañero bastante excéntrico: me gusta leer a
Antonio Machado, me gusta escuchar la música de Concha Buika, me gusta ver el
cine Federico Fellini…
-
A tu edad conoces a esa gente, es sorprendente.
-
Ya te he dicho que soy raro.
-
Miguel, no entiendo lo que quieres.
-
Un trato, tú me enseñas tu mundo y yo te enseño mi
mundo ¿de acuerdo?
-
De acuerdo.
Durante las dos siguientes semanas padre e hijo intimaron mucho, Miguel
llevó a su hijo a un concilio ecuménico de televisión, el adolescente quedó
sorprendido por la violencia que empleaban los tertulianos, concretamente su
padre y un periodista merengue.
-
El Madrid puede remontar y ganar la liga porque tiene
casta, carácter, espíritu, en cambio, el Barcelona coge miedo fácilmente.
-
Es imposible que el Barça pierda la liga, tiene la
mentalidad muy fuerte y ya no somos el equipo del siglo pasado.
-
Antes decíais que el Madrid os robaba, ahora que ganáis
no roba nadie ¡todo es mentira!
-
Tenéis una envidia terrible.
-
Para nada, el Madrid es el mejor equipo de la historia.
-
Del siglo XX, del XXI será del Barça.
-
¡Pero si tú no lo verás!
-
Pero estoy convencido, como que Puyol levantará la
cuarta Champions del Barça en el Santiago Bernabéu.
-
Para eso tenéis que remontar al Inter de Milán, os
recuerdo que os venció tres a uno.
-
Y vosotros nos habéis machacado por un accidente sin
importancia.
-
Como vosotros nos habéis humillado con vuestras
ofensivas declaraciones tras la eliminación del Madrid en octavos del final
contra el Lyon.
-
La culpa es vuestra, eso os pasa por ser prepotentes,
que si somos los más ricos, los más guapos, pero cayendo seis años seguidos en
octavos de final…
Concluyó el concilio deportivo. Raúl estaba alterado y no habló con su
hijo en un principio, charlaron cuando el padre conducía su coche para llevar a
Miguel a la casa de su madre.
-
Perdona hijo por no hablarte, intento que no influya el
fútbol en nuestra relación, pero es difícil, son muchos años, es como una
droga.
-
Poco a poco vas mejorando, papá, la verdad es que estoy
sorprendido.
-
¿Por qué?
-
Mamá me ha dicho en varias ocasiones que eres una
persona cerrada, que nunca vas a cambiar.
-
Vaya, es cierto que soy de ideas cerradas, pero hasta
los tipos como yo cambiamos poco a poco.
-
Me alegra escuchar eso.
-
Por cierto, he leído los dos cuentos que me has
enviado.
-
¿Qué te han parecido?
-
Para ser un niño tienes la cabeza amoblada, me ha
sorprendido una cosa.
-
¿Cuál?
-
Los dos protagonistas son homosexuales, me ha hecho
pensar que tú eres gay ¿lo eres? –Miguel miraba a la ventanilla y no respondía,
tenía miedo-. Tranquilo hijo, no soy tan anticuado como piensas, si lo eres, no
pasa nada, siempre serás mi hijo.
-
¡Gracias papá! Creí que nunca lo entenderías, que me
dejarías de hablar.
-
Para nada.
-
Mamá me ha comentado en varias ocasiones que en el
mundo del fútbol hay mucho machismo y que no podéis ver a los maricas.
-
Lo que hay en el mundo del fútbol es mucha hipocresía,
hay mucho futbolista gay, pero por estúpidas razones no se atreven a
reconocerlo públicamente, tampoco es algo que haya que decirlo porque cada uno
hace lo que quiere con su vida privada. Aunque está mal hacerse pasar por
heterosexual.
-
No lo sabes lo que me alegra tu aprobación.
-
Te admiro mucho, hijo, con quince años ya has
reconocido tu sexualidad, hay gente que nunca llega a dar ese paso en la vida,
te vas a ahorrar muchos traumas, por tus palabras me imagino que tu madre ya lo
sabe.
-
Sí, ella también se lo ha tomado bien.
-
Claro que sí, y dime ¿tienes novio?
-
Sí.
-
¿Estás bien con él?
-
Mucho, soy muy feliz.
-
Me alegro, eso es lo importante, que tú seas feliz, lo
demás no importa.
-
Hay un pequeño detalle que tienes que saber, papá.
-
Dime.
-
Mi novio nació en Barcelona pero sus padres son de
Guinea Ecuatorial, es negro.
-
Como Concha Buika.
-
Sí, igual.
-
Los negros como Abidal, Keita o Yaya han hecho mucho
por el Barça.
-
Supongo que quiere decir a tu manera que no te importa.
-
¡Claro que no!
Amaneció otro veintiocho de abril para la historia deportiva, el partido
de vuelta de la Champions League.
El Barça no pudo remontar al Inter de Milán, venció uno a cero, pero no fue
suficiente. Raúl se disgustó y como consecuencia escribió este artículo para el
periódico.
“Los devotos fueron al campo antes, mucho antes del partido, Muchos
fieles moteros acompañaron el autocar de los jugadores del hotel hasta el Camp
Nou. Sin embargo, no fue el partido profético. Al Barça le costó jugar contra
una defensa de diez jugadores y luego de nueve (una baja a causa de la justa
expulsión de Thiago Motta). El Internazionale de Milán no jugó a nada, únicamente
esperaron que corrieran los minutos y lo consiguieron. El gol del Barça llegó
muy tarde, en el minuto ochenta y tres. Bojan marcó el segundo en el minuto
ochenta y nueve, pero fue injustamente anulado. Gracias a tal decisión arbitral
pudimos ver otro nuevo espectáculo de Mourinho. No obstante, los culés nos
sentimos orgullosos de nuestros jugadores que lucharon hasta el final, aunque
no tuvieron el día. Queríamos ganar este título porque la final se jugará en el
campo del eterno rival, no pasa nada, nos queda la liga y seguro que el año que
viene ganamos la Champions ,
ya que todos tenemos muchísima fe en este equipo”.
Cuando acabó de corregir el artículo reflexionó: “Que extraño. Me siento
mal por la eliminación del Barça, sin embargo, tampoco me ha quitado el hambre
como en anteriores derrotas. Hasta reconozco que el gol de Piqué era en fuera
de juego. El Inter ha hecho un gran partido defensivo, otra cosa que pueda
gustar o no. Que extraño, mi hijo me está enseñando a ser más tolerante y cauto
en la vida. Tendría que ser yo quien le enseñase las lecciones de la vida, quizás
también soy un niño”. Miró la fotografía de su hijo, “es gay, no me importa
mucho, él estaba asustado, es normal, hasta yo mismo me sorprendo de que no me
importe. Nunca nos llegamos a conocer. Tal vez es gay porque le ha fallado la
figura del padre o quizás es cierto que se nace gay, es mejor que haya nacido
homosexual, al menos me quito la culpa en mi mente intolerante”.
Corrieron dos semanas, la relación entre padre e hijo era excelente. Raúl
estaba inquieto por los ataques de la prensa madrileña al Barça, odiaba esa
gente, ni su hijo había podido cambiar ese sentimiento. Caminó un 16 de mayo en
que se jugaba la última jornada de la liga española, el Barça aplastó al
Valladolid cuatro a cero en el Camp Nou, el Madrid empató a uno contra el
Málaga en la Rosaleda. El
Barça se proclamó campeón, Raúl inspirado escribió su mujer artículo.
“El mejor campeón de la historia, ningún equipo de fútbol había logrado
antes noventa y nueve puntos en la liga española y del mundo. Ante todo, hay
que reconocer el trabajo del Real Madrid, los culés sabemos por experiencia que
el Barça hubiera tirado la toalla muchas jornadas antes, el Real Madrid ha
jugado hasta el final, quizás con un fútbol poco atractivo, pero han aguantado
por su personalidad. Esta liga es el campeonato del Barça, del culé sufridor de
toda la vida, del joven culé que únicamente conoce al Barça ganador de las dos
últimas décadas. Nuestro equipo ha demostrado que es el mejor, nadie lo duda,
ni siquiera en Madrid. El Real Madrid tiene su modelo prepotente, en el cual el
dinero lo compra todo y que no vale la pena de hacer esfuerzos, es cuando doy
la razón a los que dicen que el fútbol es el opio del pueblo. En cambio, el
Barça es el sacrificio individual por el bien colectivo, es el trabajo diario
para tener éxito en la vida, es mirar a la vida con orgullo, sí, pero sin
faltar el respecto a nadie y a la vez sin tener miedo de nadie, es una humildad
equilibrada complicada de conseguir, una ataraxia que ningún otro club de
fútbol lo ha conseguido. A todas estas cualidades se demuestra que el fútbol no
es opio. A los que dicen que la humildad no conduce un Ferrari u otro coche
caro ¿qué responder? Los jugadores generan mucho dinero porque las personas
consumen fútbol, no son banqueros ni empresarios ni políticos. Puede parecer
contradictorio pero no lo es, tiene su lógica, el Barça nos hace felices”.
Raúl quedó contento con su artículo, recibió varias criticas del
establishment merengue, ahora bien, el pueblo azulgrana estimó las palabras y
muchos las recordarían para siempre. Miguel quedó extrañado cuando leyó el
texto escrito, intentar justificar una humildad multimillonaria no era tarea
simple, el chico no fue sincero al día siguiente cuando quedaron ya que le
presentaba su novio, hecho que le provocó unos nervios estribados entre miedo e
inseguridad.
-
Papá, es mi novio, se llama Joseph.
-
¡OH! Como nuestro Señor. Yo soy Raúl.
-
Como el gran siete blanco.
-
¿Cómo?
-
No se ofenda, soy madridista.
-
¡¿Qué!? –Raúl no pudo decir nada más, cayó desplomado
al suelo del disgusto.
-
Te dije que se lo comentases poco a poco ¡no de golpe!
-
¡Lo siento! Me dijiste que había cambiado para bien.
-
¡Pero no tanto! ¡No tanto! ¡Papá! ¡Papá! ¿Me escuchas?
Raúl no sobrevivió, fue una experiencia demasiada fuerte para él, a veces
tampoco es bueno apretar tanto el cuerpo y la mente. Miguel aprendió que no
podemos cambiar a la gente como uno quiere. El hijo dejó a su novio y nunca más
supo de él. La madre de Miguel quedó afectada aunque más por su hijo que por
ella misma. Los lectores de Raúl no se creían que había muerto uno de los
mejores periodistas de la prensa deportiva, corrió la voz que falleció porque
su yerno era aficionado del Real Madrid, tal tragedia emocionó al pueblo que
bautizó al periodista como “mártir culé”.